39 años de la partida de Jorge Luis Borges, maestro de los laberintos

Compartir en Redes

El 14 de junio de 1986, en Ginebra, Suiza, pasó a la eternidad Jorge Luis Borges. Nacido en Buenos Aires en 1899, o como el solía decir, nací en una ciudad también llamada Buenos Aires el último año del siglo XIX. Haciendo referencia al cambio radical qué sufrió la capital argentina por aquella época. Su obra trascendió cualquier límite geográfico.

Su legado resulta difícil de categorizar: fue poeta, narrador, ensayista, bibliotecario, traductor y un ávido lector que transformó la literatura en un vasto mapa de espejos, laberintos y ficciones. Alejado de los géneros tradicionales, nunca escribió una novela por ejemplo, más aún sus textos integraron erudición y juego, filosofía y fantasía, sin renunciar nunca a la belleza del lenguaje.

«Ficciones» y «El Aleph» continúan siendo pilares de la narrativa universal, y con cada nueva lectura, reinterpretan al lector. A casi cuatro décadas de su fallecimiento, la figura de Borges se engrandece con el tiempo. No solo por la profundidad de sus ideas, sino también por la calidad inigualable de su estilo.

Fue un destacado promotor de la literatura fantástica en español y una figura esencial del boom latinoamericano, aunque siempre eludió etiquetas. Es muy conocida la administración de grandes estrellas como Mick Jagger quien incluso lo leyó en una de sus películas.

Realizó traducciones a numerosos idiomas y admiración por parte de autores como Italo Calvino, Susan Sontag y J. M. Coetzee consolidaron su legado como una fuente inagotable de consulta, posicionando la literatura argentina en el centro del panorama intelectual global.

Borges murió a los 86 años, completamente ciego pero con una mente aguda y en compañía de su segunda mujer, María Kodama. Pasó sus últimos días en Ginebra, la ciudad que eligió como su destino final y a la cual dedicó su último libro, «Los conjurados».

Controversial por sus opiniones políticas qué según los entendidos le «paso factura» y a la hora de ser tenido en cuenta para el preciado galardón del Nobel de Literatura. Venerado por su genialidad literaria, fue alguien que imaginó el infinito tanto en las bibliotecas como en las palabras.

Su tumba, ubicada en el Cementerio de los Reyes, está adornada con símbolos nórdicos y citas de «La saga de los Volsungos»: no como un mero capricho, sino como una afirmación de su propia mitología personal. Si algo dejó claro Borges es que un escritor verdadero no escribe su biografía; escribe su destino.De ahí que el autor solía afirmar que cuando un escritor muere, reencarna en sus libros.

Visitas: 0

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *