El Gobierno entrante deberá implementar medidas correctivas de management profesional en la Gestión Pública

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Por Econ. Arturo Cardús*

Para que el Paraguay registre mayores tasas de crecimiento económico y al mismo tiempo impulse un desarrollo equitativo, necesitamos un Estado más eficiente y efectivo. Este fue uno de los puntos abordados recientemente por el Dr. Víctor Pavón en el Seminario “Marco Constitucional del Estado Paraguayo”, como parte del Programa de Liderazgo Político.

Este programa actualmente es desarrollado por el Instituto de Desarrollo del Pensamiento Patria Soñada (IDPPS), mediante una serie de Seminarios dirigidos a líderes de diferentes ámbitos.

En ese espacio de discusión también se mencionó que el gasto público es una herramienta fundamental para el desarrollo y el bienestar de una sociedad. Sin embargo, estos objetivos no se logran adecuadamente por falta de una mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos, lo cual es un desafío constante para los gobiernos en todo el mundo, y Paraguay no es la excepción.

En Paraguay el gasto público registró un aumento importante, tanto en valores absolutos como relativos, como se puede ver a continuación. Del 2003 al 2022, el gasto público pasó de Gs. 5,2 billones de guaraníes a Gs. 41,3 billones según datos publicado por el Ministerio de Hacienda. Es decir, el gasto público en términos absolutos creció aproximadamente ocho veces en este periodo.

Comparando con el Producto Interno Bruto (PIB), en ese mismo periodo el gasto público pasó de representar el 10,5% del PIB al 14,2%, es decir, un crecimiento de aproximadamente el 35% sobre todo lo que produce el Paraguay. Por último, si revisamos el gasto público per cápita anual, en el mismo periodo de análisis, dicho dato pasó de Gs. 928.566 a Gs. 5.545.765, es decir, aumentó más de 5 veces para cada habitante.

Sin embargo, estos aumentos importantes en el gasto público no significaron una mayor satisfacción de las expectativas que tiene la ciudadanía sobre lo servicios básicos que debería brindar un estado. Por diferentes medios uno puede conocer las quejas que a diario realiza la ciudadanía sobre los servicios básicos que debe brindar un estado, los cuales son educación, salud y seguridad.

Tomando como ejemplo la educación, de acuerdo a la prueba estandarizada internacional conocida como “PISA-D”, en el 2018 el 68% de los estudiantes evaluados no lograron las competencias básicas de lectura, 76% tampoco lo lograron en lo que respecta a ciencias y 92% no lograron en lo que respecta a matemáticas.

Uno de los objetivos principales del gasto público es que sea un instrumento que brinde oportunidades de desarrollo a la gente, pero claramente no está logrando este objetivo en lo que respecta a mejorar el capital humano del Paraguay.

Comparando el crecimiento del gasto público con la mejora de los servicios que debe brindar el estado, se puede inicialmente concluir que no se lograron las expectativas de la ciudadanía. La pregunta sería entonces, ¿quiénes fueron los verdaderos beneficiarios del aumento del gasto público?

Para responder a esta interrogante adecuadamente se debe hacer un análisis minucioso del destino de dichos recursos, pero lo más probable es que los beneficiarios principales sean grupos económicos o ciertos actores del sector público y en detrimento de la ciudadanía más carenciada en el Paraguay.

Considerando el impacto que podría tener el estado en la población, es importante mencionar que los responsables de la administración del estado deben poner mayor énfasis en velar por un adecuado uso de los recursos públicos, enfocarse en el rol de regulador que debe tener el estado y que todos los esfuerzos que se realizan a través de las políticas públicas sean promotores del desarrollo equitativo de los habitantes del Paraguay.

Para finalizar, me parece pertinente recordar una frase del académico Peter Drucker, “La eficiencia es hacer las cosas bien; la efectividad es hacer las cosas correctas.” Bastaría combinar ambas acciones para que el Paraguay avance con mayor fuerza en su proceso de desarrollo equitativo.

  • Arturo Cardús es economista egresado de la Universidad Nacional de Asunción, Máster en Economía del Desarrollo por la Williams College (EE.UU), becario Fulbright y catedrático universitario (UCA, Uninorte, EDAN, UNA).

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