Por José Zalazar
El reciente otorgamiento del Premio Nobel de Medicina al biólogo Svante Pääbo por su contribución a descifrar el código genético de uno de nuestros antepasados extintos, los neandertales es a la vez un desván de temas.
Uno de ellos bien puede ser el hecho de que, debido al éxito de su investigación, acaba de consagrarse como el padre de una nueva disciplina científica, la paleogenomica.
Un poco de epistemología
Las cuestiones filosóficas de quienes somos, de donde venimos y hacia donde vamos, también se abordan en el ámbito científico, sólo que, de una manera más demostrable.
La ciencia busca encontrar explicaciones racionales a los distintos fenómenos de la naturaleza. Y eso justamente fue lo que obsesionó a dos religiosos de distintas confesiones, a pesar de las adversidades a demostrar que la vida misma tiene sus orígenes y leyes.
Los nuevos temas u objetos de estudio en ciencia suelen empezar de manera tímida. Se los conoce como Transciencias a aquellas interrogantes que aún están en un periodo embrionario del conocimiento científico. Después de todo, ¿Qué sería de la ciencia sin la curiosidad?
Por historia de la ciencia, sabemos que dos clérigos de distintas confesiones religiosas pudieron unir las piezas del complejo rompecabezas de la ciencia con los criterios que hasta hoy nos sirven de modelo. Recordemos «La racionalidad no es incompatible con la religión, ya que hace a la forma y no al contenido de la argumentación. (…) Santo Tomás de Aquino, el máximo teólogo de todos los tiempos, era racionalista y les advertía a sus correligionarios que, cuando disputasen con infieles, debían recurrir a la razón, bien común, y no a la fe ni a las escrituras religiosas» Mario Bunge, Memoria de dos mundos.
DARWIN
Un elemento clave en investigación científica es la causalidad. Darwin en el siglo XIX entendió que si hay correlación hay filosofía y si hay filosofía puede haber ciencia. Por eso es que su teoría del Origen de las Especies hace posible que la biología sea una ciencia como tal. Ya que con ella se correlacionan las múltiples variables que inciden en ella.
De igual forma, el descubrimiento del átomo tiene la misma importancia para la química, así como las leyes de Newton para la física. Esto hace que el objeto de estudio sea entendible, medible y de esa forma pueda ser sometido al riguroso método científico que se basa en la demostración.

MENDEL Y PAABO
Lo anterior nos lleva al siguiente ítem fundamental en ciencia, la predictibilidad. Mendel por su parte también en el siglo XIX, aunque había reprobado dos veces sus exámenes de admisión como profesor de ciencias, lograría sacudir los cimientos del pensamiento científico.
Mediante sus experimentos pudo determinar las leyes de la herencia que relacionan los factores visibles (fenotípicos) con los no visibles (genotípicos) entre las generaciones dando lugar, sin saberlo, a una nueva ciencia: la genética. Lastimosamente Mendel murió sin saber que gracias a sus leyes predictoras algún día se fundaría una ciencia e incluso 150 años después una interciencia como la paleogenomica de Pääbo.
Pääbo nos transporta a un apasionante viaje por el ADN de nuestros ancestros. Y de esa forma descubrir las correlaciones entre los distintos eslabones de la cadena evolutiva de nuestra especie que nos puede dar indicios de ciertas características fisiológicas nuestras actuales.
En suma, cuándo un tema de investigación basado en el método científico desarrolla los criterios anteriormente mencionados con éxito, se abren las compuertas de una nueva frontera del conocimiento, una nueva ciencia.
Fuentes:
La ciencia: su método y su filosofía. Mario Bunge.
Historia y cronología de la ciencia y los descubrimientos. Isaac Asimov.
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